jueves, 23 de junio de 2011

LAS DISTINTAS CREENCIAS INDIGENAS EN ÁMERICA. ¿CRISTIANISMO O CATILISISMO?





Bueno mi opinión de esta evangelización  en América creo que es buena, la colonización de América tenía, en la esfera ideológica, una misión evangelizadora: cristianizar heroicamente el mundo, por conversión o por miedo. A escala política, su papel era expandir el dominio de la Corona española, consagrada a la fe católica. En el campo económico, había que encontrar metales preciosos, competir comercialmente con el resto de Europa, y dar tierras a los héroes españoles y a la Iglesia por  eso la conquista fue una operación fundamentalmente militar, pero también evangelizadora, que avanzó en busca de oro y de plata hasta el extremo sur del continente, con la esperanza de encontrar el legendario “dorado”. Son típicas las imágenes de los conquistadores españoles con sus armaduras y caballos, siempre acompañados de sacerdotes católicos, convirtiendo a los indígenas o luchando contra ellos, y fundando ciudades en nombre de Dios y del rey

Entre puntos destacados   realizados por la iglesia se encuentran:

Conquista Espiritual: Conversión de los indígenas al Cristianismo. La evangelización de América es una epopeya misionera que no se puede olvidar. No es justo que algunos quieran formular una leyenda negra. Si bien hubo sombras, no se puede olvidar la extraordinaria obra de evangelización llevada a cabo por innumerables santos misioneros que en su gran mayoría lo dejaron todo para servir a los indígenas. 

Según unos hombres, la razón principal de la conquista era la implantación de la fe cristiana entre los indígenas, por lo cual solicitó el envío de frailes a las nuevas tierras conquistadas. En 1524 llegó al la Nueva España un grupo de doce frailes franciscanos y poco después arribaron dominicos y agustinos. En 1540 ya había un centenar de misioneros diseminados por todos los territorios conquistados. Por otro lado se fundaron las diócesis de Tlaxcala, México, Michoacán y Oaxaca. Cada fraile, al llegar, se imponía dos tareas: aprender una o varias lenguas indígenas y conocer las costumbres relacionadas con el culto de los antiguos dioses. La misión principal de los misioneros fue el imponer la fe cristiana entre los naturales mediante la prédica, la preparación de catequistas, la redacción de doctrinas o catecismo y la imposición de sacramentos como el bautizo y el matrimonio. Su obra no se detuvo ahí: congregaron al los indígenas en nuevas poblaciones, levantaron conventos, capillas e iglesias, construyeron caminos, puentes y acueductos, construyeron hospitales y escuelas donde se enseñaban diversos oficios, defendieron a los nuevos cristianos del abuso de los encomenderos y registraron las costumbres e historia de los antiguos pueblos indígenas. Pero para alcanzar su propósito también construyeron imágenes y libros indígenas, y persiguieron a aquellos que seguían practicando el culto a los antiguos dioses.  La Misión de la Evangelización, comenzó con Jesús mismo, y el cumplimiento de ésta fue su razón de ser en cuanto Cristo. Conforme a sus divinas palabras, lo mismo que él había sido enviado por el Padre, envía a sus discípulos y a toda la Iglesia, comprometiéndoles en el movimiento mismo de esa misión, para que continúe el ofrecimiento de la  Buena Nueva en el corazón de los hombres y de cara a la edificación progresiva del Reino de Dios. La intención del evangelismo es dar a conocer la salvación por medio del sacrificio de Jesús para todas las personas; otros creen que es informar acerca de la pronta venida del Reino de Dios. El evangelismo es llevado a cabo por la obediencia de la Gran Comisión, un mandato de Jesús a sus discípulos a "ir y hacer discípulos a todas las naciones" como aparece en el Nuevo Testamento. La Evangelización en América fue la acción misionera realizada bajo la dirección de los monarcas españoles en la América hispana, por concesión papal a través de diferentes bulas. A partir de la llegada de las primeras noticias del descubrimiento de lo que sería dado en llamar Nuevo Mundo a cargo de Cristóbal Colón, los Reyes Católicos y sus sucesores comenzaron a recibir numerosas concesiones, relacionadas con el derecho de ocupación de las nuevas tierras y el dominio sobre sus habitantes, como una donación papal. El Papa, que tenía la potestad de entregar los territorios recién descubiertos a los príncipes cristianos, en función de este principio repartió el continente americano entre España y Portugal. Para poder llevar a cabo esta labor, la Corona adquirió el derecho a intervenir en numerosas competencias, que hasta ese momento eran exclusiva de la Iglesia católica: cobro de diezmos, capacidad para organizar la Iglesia de América y el envío de misioneros, presentación de candidatos a todos los cargos eclesiásticos y decisión sobre la construcción de catedrales e iglesias. Todas estas atribuciones se definieron con la constitución del Patronato Real y el Vicariato Regio, que convertían a la Corona española en protectora de la Iglesia y en ocasiones incluso en su supervisora, ya que se llegó a establecer la obligatoriedad de que el monarca diera el visto bueno a los documentos que el Vaticano destinaba a América. Dejando aparte las leyendas negras que rodean a la Reina Isabel y a mucho de cuanto al descubrimiento de América se refiere, acudamos a los datos fehacientes de que disponemos para admirar la solidez de las bases religiosas que en esta gran obra se pusieron: Como es sabido, desde el momento en que Cristóbal Colón llegó de su primer viaje a Lisboa, Portugal (4 de marzo de 1.493) antes de presentarse ante los reyes, se difundió la existencia de un Nuevo Mundo, por lo que Fernando e Isabel, se apresuraron de dar cuenta del descubrimiento al nuevo papa Alejandro VI. El papa celebró la noticia con grandes festejos en Roma y contestó a Fernando e Isabel: “Os mandamos, en virtud de santa obediencia que así como prometéis, y no dudamos cumpliréis, destinéis a las tierras e islas susodichas, varones probos y temerosos de Dios, doctos, instruidos y experimentados, para doctrinar a los dichos indígenas y moradores en la fe católica e imponerles en las buenas costumbres, poniendo toda la diligencia de vida en los que hayáis de enviar” (Bula Inter. Caetera, 6 de Mayo de 1493).


Bueno en esta evangelización creo que hay soluciones. Pensemos por un momento, cómo fue la vida de aquellos primeros pobladores que enfrentaron un clima diferente, dificultades para conseguir alimentos, desavenencias personales, pocas comodidades de vivienda y la dificultad más difícil: la lengua, barrera infranqueable para comunicarse con los aborígenes. Todo se combinó para que los indígenas se alejaran provocando una reacción violenta de los que llegaban que se sentían incomprendidos y a la vez necesitaban de aquellos seres que la Corona pedía fueran instruidos en la fe católica. Fue una amarga y difícil experiencia y una profunda crisis para los primeros pobladores de Las Antillas. En general, los primeros evangelizadores de América Latina se propusieron tener como modelo de evangelización para nuestro continente la metodología que se había empleado para la Iglesia Primitiva. La primera medida evangelizadora que tomaron los misioneros españoles fue la de destruirle a los indígenas sus lugares sagrados y sus objetos religiosos de culto, porque, según parecía, todo era pagano. Amortiguaban la dureza del procedimiento porque daban primero una orden para que los indígenas mismos destruyeran sus pertenencias culturales y, si no obedecían, entonces los militares lo hacían con gran violencia. La cristianización se hizo buscando acabar con tradiciones, autoridades y valores antiguos, haciéndolos aparecer perversos o inadmisibles. La religión estuvo íntimamente ligada a la opresión colonial: en el afán por convertir a los indios al cristianismo, se utilizó la violencia, como método de extirpación de cultos autóctonos. En esta forma, se subvaloró la religión del indígena, con la convicción de portar una religión y cultura superior… se buscó evangelizar y "civilizar" al mismo tiempo, utilizando el modelo español, pues se pensaba que la religión indígena era una superstición. Para mi pensar creo que la evangelización no fue tan mala y creo que fue buena.